miércoles, 23 de septiembre de 2015

Aceptar nuestros límites



Una mirada imprescindible para conocerse a uno mismo es aceptar los propios límites.
Quien no se conoce no va a poder ayudar en un futuro. San Ignacio de Loyola, que lo aprendió de su experiencia, sabía que no podemos hacer todo.
Reconocer y aceptar los límites no es un fracaso, es parte de nuestro ser humanos. El mismo Ignacio enseñaba a los jesuitas en formación a enfrentarse a sus límites.
Límites por abajo, cuando alguien se minusvalora y hay que levantarlo. Y límites por arriba, para que nadie ponga un techo demasiado corto a las capacidades que le han sido regaladas.
Agrandar los límites, conforme a lo que uno puede, para no caer en la mediocridad, no para gloria de uno mismo sino porque el mundo tiene enormes desafíos a los que hacer frente.
Reconocer los límites es paso imprescindible para ser discípulos eficaces de Jesús.
¿Conoces bien los tuyos o sigue tu perspectiva difuminada?

Espiritualidad ignaciana

Ciao.


No hay comentarios: