miércoles, 2 de diciembre de 2015

¡Que bueno que vengas, Señor!



Son tantos los acontecimientos que nos aturden que, por momentos, sentimos que no hay vida
y que, si la hay, está atrapada por sustos, sin sabores, violencias y desencuentros.

¡QUÉ BUENO QUE VENGAS, SEÑOR!
Que, en la Navidad, nos recuerdes la pequeñez para que, lejos de sentirnos grandes,  podamos recuperar la esperanza la alegría, la fortaleza y la serenidad.

¡QUÉ BUENO QUE VENGAS, SEÑOR!
Y que en medio de tanto ruido lo hagas con el rumor del silencio con tu presencia humana y divina
y con tu apariencia del que todo lo necesita.

¡QUÉ BUENO QUE VENGAS, SEÑOR!
Haz que, este Adviento, sea viga que nos apuntale.
En nuestra oración, para no perderte
En nuestros caminos, para no desviarnos
En nuestras luces, para alcanzar la estrella
En nuestras entrañas, para no perderte
En nuestra alegría, para celebrarte
En nuestra esperanza, para aguardarte
En nuestra oscuridad, para que Tú nos ilumines.

¡QUÉ BUENO QUE VENGAS, SEÑOR!
Y que, al celebrar tu Nacimiento, sepamos ovacionarlo con aires de salvación. Pues, es en la semilla de Belén, en un Niño, donde se hará grande el amor, la justicia y la paz con la mano de Dios.

¡NOS HACES TANTA FALTA, SEÑOR!

Ciao.

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