domingo, 7 de febrero de 2016
Soy creyente, pero no practicante
Es común oír que alguien es creyente pero no practicante. Quizás esto ocurre en parte porque hay aspectos del culto que nos resultan áridos, o nos es difícil encontrarle el sentido, o la relación con el resto de nuestra vida. Pero si uno no practica, al final termina no sabiendo lo que cree.
La espiritualidad ignaciana es conocida por saber distinguir y adaptarse a “personas, tiempos y lugares”, aunque eso no impide que San Ignacio encontrara a Dios muy especialmente (perdón por la expresión) también en la liturgia.
La vida cristiana, creencia y práctica, no se puede presentar como una lista de exigencias de partida. Es un camino. Si encontramos dificultades, no cortemos por lo sano: es ocasión de rezar, preguntar, leer, participar poco a poco, … Y cuando ayudemos a preparar la liturgia, intentemos siempre incluir y hacer accesible.
Creer y practicar no nos dividen en dos, sino que se ayudan mutuamente.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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