domingo, 24 de abril de 2016

Tú y tu loco mundo interior


Hay sucesos que transcurren en tu vida privada o dentro de tu cabeza que no trascienden al exterior. Son parte de ese mundo que los demás no podemos ver.

Es un mundo variado. Los conocimientos, ideas razonables y costumbres sanas se mezclan con locas fantasías, miedos u otras experiencias internas que no quisieras mostrar al público.

¿Qué pasaría si los demás se dieran cuenta de cómo eres en realidad? ¿Qué pasaría si supieran de todos tus defectos, de tus temores, de tus errores, de tus incoherencias, de aquello que imaginas en secreto…?

Para de temblar. Aquí tienes una pregunta muy liberadora:
¿Tú sabes realmente qué pasa en el mundo interior de las personas sensatas e inteligentes que conoces?
También tú te sorprenderías si descubrieras lo que pasea por sus cabezas o algunos de sus vicios íntimos.

Tú te imaginas cómo es una persona por lo que ves en el exterior (su apariencia o cómo se comporta). Pero hay una parte enorme que no ves.

Por lo tanto, no hay lugar para que tú compares lo que conoces (tú y tu loco mundo interior) con lo que NO conoces (ellos y su no-menos-loco mundo interior).

De puertas afuera

Muchos de nosotros nos comportamos en público siguiendo una serie de normas que hemos ido aprendiendo.

Sabemos qué conductas son apropiadas cuando almorzamos en un restaurante, cuando vamos al médico o cuando contestamos el teléfono. Cada situación social tiene sus reglas y solemos seguirlas. Cuando alguien no las sigue, el resto se incomoda o se sorprende.

Por todo eso que hemos aprendido, bien por imitación o porque nuestros padres y maestros nos enseñaron, todos tenemos una idea de cómo deberían ser las cosas en un momento y en un lugar dados.

Tú subes en un ascensor con otras personas y no te esperas que uno de ellos se ponga allí mismo a orinar, porque eso no entra dentro de lo apropiado para la situación.

De puertas adentro

Lo que transcurre en el mundo privado e íntimo de cada cual es otra historia. Ese mundo no está tan encorsetado en reglas. Y ninguno de nosotros, simplemente observando, puede saber cómo es el mundo de otro.

Te subes en el ascensor con unas cuantas personas. Ves que se comportan de manera educada. Pero no sabes qué piensan.

No sabes que uno de ellos está planeando estafar a su suegro. No sabes que otro está jugando un partido de fútbol en su cabeza. No sabes quién está martirizado por el picor que nota en sus zonas pudendas. O quién se siente motivado, culpable, enamorado o cabreado con la vida.

Y ellos tampoco saben qué pensamientos edificantes o qué locuras se manifiestan en tu mundo interior.

¿Te sientes un fraude?

Quizás sueles comportarte de manera correcta en público. Como muchos hacemos, muestras tu lado más agradable.

El lado desagradable suele manifestarse frecuentemente en privado. Pero ahí está. No sólo el tuyo, sino el de todos.

Está lo correcto y agradable. Y están lo incorrecto, lo bochornoso, las majaderías, las insensateces… que transcurren por nuestros respectivos mundos interiores.

¿Quieres comprobarlo? Fácil. Tan sólo tienes que compartir una de esas rarezas que te avergüenzan con alguien cercano que no la conozca y con quien tengas mucha confianza.

Acerca a alguien a ese insondable mundo interior tuyo y permite que otra persona te muestre sus rarezas inconfesables. Descubrirás que, después de todo, eres una persona “normal”. Un ser humano.

Ciao.

No hay comentarios: