martes, 31 de mayo de 2016

Ser optimista



El optimista que no renuncia a la sensatez... Negros nubarrones se divisan en el horizonte. El optimista los observa confiando en que capeará el temporal y es consciente de que la borrasca no durará mucho.

Este optimista hace planes con la esperanza de lograr algo positivo con ellos... PERO sin olvidarse de los obstáculos. Cuando éstos lleguen, lo encontrarán dispuesto a superarlos o a adaptarse a los mismos.

Uno de sus activos más valiosos es la sensatez. Ésta le vacuna contra las expectativas irracionales, ya sean negras o de color rosa.

• Cruza la calle mirando hacia un lado y otro, a diferencia del optimista cabra loca, que se confía en que él es inmune a los accidentes de tráfico y cruza a lo temerario.

• Diseña sus metas e itinerarios estudiando antes el terreno, así como sus propios recursos para transitar por esos caminos.

• Se pone en marcha sabiendo que no basta con pensar en lo bueno. Son sus acciones las que darán vida a lo que tiene en mente.

• Usa el mapa cuando se despista o pregunta lo que no sabe, en contraste con el optimista que se pierde en los confines de la idiotez con la esperanza de encontrar una puerta mágica hacia su destino.

• Las previsiones fatales o los malos presagios no le quitan el sueño. A éstos los encara con la actitud que recomendaba Epicteto: "Para mí todos los augurios son buenos si yo lo quiero así. Porque, pase lo que pase, está en mi poder aprovechar lo que suceda para algo fructífero."

Éste es el optimismo del que hablamos y que no está reñido con la responsabilidad y la prudencia.

¿Va esta forma de ser con nuestro estilo de vida?
No hay una única manera de interpretar la realidad y de resolver las situaciones que encontramos. Cada uno de nosotros elegiremos la que más nos convenza. Pero, para poder elegir, debemos de ser conscientes de que tenemos varias opciones y esta es una de ellas: Un optimismo responsable.

Ciao.



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