miércoles, 20 de julio de 2016

Qué hacer cuando alguien nos hace daño



El agravio: Tarde o temprano a todos nos sucede. Nos hieren, nos engañan, nos mienten o nos maltratan. Es tan predecible como doloroso. Sin embargo, cuando sucede, la mayoría no estamos preparados. En nuestra indignación, clamamos a Dios contra la persona que nos ha hecho mal. Pedimos justicia, y hasta venganza, y terminamos haciendo que las cosas sean más difíciles para todos los involucrados, hasta para nosotros.

Si eso nos ha ocurrido alguna vez, es hora de que descubramos cómo podemos poner el poder de Dios a obrar a nuestro favor la próxima vez que alguien nos haga un mal.

Primero: Identifiquemos al enemigo. 
Es aquí donde la mayoría de nosotros cometemos el error más grande: Identificamos a la persona que nos lastima como nuestro enemigo. No perdamos nuestra su energía gritando y enfureciéndonos ni tramando contra las personas que nos causan daño. Ellas están bajo la influencia del diablo. Apuntemos toda nuestra "munición espiritual" al blanco correcto. Es el diablo quien está detrás de todo. Vaya tras él.

Segundo: Disparemos. 
Una vez que hayamos apuntado nuestras armas espirituales en la dirección correcta, disparemos. Golpeemos al diablo rápido y furiosamente con la Palabra de Dios. Usemos el nombre de Jesús y el poder que nos ha sido dado como creyentes e impídamosle que nos cause más daño en ese aspecto. Luego procedamos a la siguiente parte de esta batalla espiritual y la más importante.

Tercero: Hagamos la oración de intercesión. 
En Mateo 5:44-45, Jesús nos da estas instrucciones: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos”.

Pedir que la venganza de Dios golpee como un rayo cuando alguien nos hace mal no es actuar como nuestro Padre. Recordemos que Dios tiene gran misericordia por todos nosotros.

El diablo probablemente lo pensará dos veces antes de volver a molestarnos. La próxima vez que alguien nos haga un mal, pongamos el poder de Dios a obrar a nuestro favor. Identifiquemos al verdadero enemigo. Golpéemoslo fuertemente con la autoridad que nos ha sido dada como creyentes. Luego hagamos la oración de intercesión. Mateo 6:6-15.

Ciao.

No hay comentarios: