lunes, 24 de octubre de 2016

El adormecimiento intelectual


En la era en la que los niños y "y no tan niños" permanecen absortos cazando pokemon y demás "mata ratos" que ofrecen los teléfonos inteligentes y polivalentes, no queda más que pensar que estamos entrando en una fase de adormecimiento intelectual y entretenimiento sistémico.
Muchos niños han sustituido el saludable balón y la beneficiosa bicicleta por el dichoso móvil y la recurrente y tiránica vídeo consola. Además consumen más chuches que nunca y cuando hablamos de trabajo o sacrificio se limitan, en muchos casos, a las obligaciones escolares.
Ya si extrapolamos esto al adulto con reminiscencias infantiles, ni digamos.
El problema de toda la complejidad que entrañan las nuevas tecnologías y con ellas los usos y costumbres que se van imponiendo, es que los padres a menudo se ven impotentes y/o desorientados, llegando a convertirse en unos resignados padres de la generación más pasiva e hipnotizada de la historia, lidiando con niños tan saciados de todo que cuando desean algo lo reclaman casi con modos de síndrome adictivo.

Es cierto que antes nos criábamos con bastante menos y que no había tantas contemplaciones ni factores determinantes y condicionantes que hacían de la educación una tarea más sencilla, pero no es menos cierto que "nuestros padres y madres", con bastante menos formación y por lo general con bastante menos mundo , supieron educar a sus hijos bastante mejor de lo que lo están haciendo estos, nosotros, sus propios hij@s.

Sintetizando; sabían "cerrar el grifo" y llevar el timón sin temor a pataletas y gracias a ellos no fuimos unos adolescentes tiranos, caprichosos, indolentes y patológicamente insaciables.
Miremos en nuestra impronta y cuidemos los detalles pedagógicos que nuestros padres emplearon, en general, con nosotros.

Educación para la integridad

Ciao.

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