sábado, 8 de octubre de 2016

¿Quién dice que descansar sea fácil?


Ir más despacio. Recobrar el aliento. Dedicar un rato a respirar haciendo poco más… ¿Te gustaría? A mí también.

Es una aspiración cotidiana simple, sensata y saludable. ¿Fácil de llevar a la práctica? Eso puede que no.

Te embarcas en la vorágine de tareas y compromisos cotidianos y, a veces, es un no parar. Quieres echar una siesta o tomarte algo sin prisas y ahí están las responsabilidades, que te llaman a gritos.

Hay trabajo para hacer. Ropa que lavar. Gente a la que ayudar. Citas pendientes… Y un montón de expectativas apuntando a tu nuca. Ésa es la realidad.

Según tu estilo y preferencias, puedes dar con la tecla para manejar tus responsabilidades (priorizar, seleccionar, organizar, simplificar, etc.). Pero eso no hará que desaparezcan ni eliminará tampoco tu necesidad de descansar.

Las responsabilidades seguirán ahí. Cuando quieras descansar un poco, tal vez te digas: "Me gustaría tanto quedarme 15 minutos tomando el solecito de la tarde. Pero tengo que barrer el patio, pagar unas facturas, llamar a Pepe… ¿Cómo lo hago para descansar?"

La respuesta a eso es muy simple (no fácil): Parando 15 minutos (o los que sean). Paras, descansas… Y luego sigues.

Olvídate de que haya un momento perfecto para descansar. Puede haber uno más propicio que otro, eso sí. Pero, por bien que elijas, las responsabilidades seguirán ahí, esperando que te ocupes de ellas.

Si lo necesitas, date unos minutos para respirar lentamente con los ojos cerrados; sal a estirar las piernas; échate una siesta breve… Tómate esa pausa que te piden cuerpo y mente.

Ya está bien de llamarlo “pereza”. Pereza es cuando descansas más de lo que necesitas. Esto es, simplemente, ir más despacio. Una cosita muy simple, que a veces resulta complicada.

http://tusbuenosmomentos.com/

Ciao.

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