sábado, 26 de noviembre de 2016
50 consejos para que tu hijo obedezca a la primera
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Pues no, no voy a darte consejos de cómo hacer para que tu hijo obedezca a la primera. Para que se acueste o recoja su habitación cuando tú lo dices. Voy a decirte por qué en lugar de querer que obedezca a lo que tú dices, debes querer que tenga un pensamiento crítico ante la orden que le acabas de dar.
Todos hemos escuchado a padres y madres que comentan con una orgullosa mirada que sus hijos “no les dan problemas porque son muy obedientes”. Y otros que responden “¡Qué suerte tienes! Mi hijo lo desafía todo, ¡ojalá obedeciera a la primera como el tuyo!” … Pues francamente, alguien debería decirles a estos padres que lo importante no es que obedezca a todo ni a la primera sino el proceso cognitivo que hace ya sea para obedecer o no..
¿De verdad quieres un hijo que cuando le dices que haga algo o le niegas algo no se cuestiona el por qué?
Si te paras a pensar, eso significa que cuando vaya creciendo hará lo que diga la mayoría, porque no tendrá recursos para enfrentarse a ella. Se acostumbrará a aceptar lo que le venga dado del exterior. Y lo peor, dependerá de tu criterio porque él no tendrá el suyo propio.
¿Por qué dejarles tanta libertad?
¿Por qué dejarles tanta libertad? ¡Si son solo niños y no saben lo que les convienes, ni siquiera lo que quieren! ¿Desde cuándo los niños deben tomar sus propias decisiones? ¿Para qué están entonces los padres? …Vale, vale… Tienes y no tienes razón…
Obedecer a toda costa, porque lo dices tú, sin darle argumentos que sean significativos para ellos es como beber un refresco para calmar la sed. Te la calma momentáneamente pero luego vuelve la sed con más fuerza.
Esa obediencia ciega es un espejismo si no desarrollas en él previamente una serie de habilidades cognitivas que le permitan a tu hijo tener el criterio suficiente para enfrentarse a nuevas tareas, aprendizajes, problemas o situaciones.
De acuerdo al contexto de cada situación, nuestros hijos emplean operaciones mentales con distintos niveles de complejidad. Si solo pretendemos que obedezcan, tendrán pocas posibilidades de “entrenar” estas operaciones mentales impidiendo aprovechar experiencias anteriores para nuevos aprendizajes.
Desarrollo cognitivo versus obediencia:
Detrás de cada comportamiento observable existe un proceso de pensamiento, basado en una serie de habilidades cognitivas. Estas habilidades de pensamiento son las que debemos desarrollar en la mente de nuestros hijos, en lugar de buscar su obediencia.
Y aunque nos moleste reconocerlo, estas habilidades cognitivas se desarrollan precisamente cuando nuestros hijos “se niegan” a obedecernos. No siempre pero sí en muchas ocasiones.
En lugar de querer que obedezcan deberíamos querer que:
Deberíamos querer que, en lugar de obedecer, nuestros hijos incrementaran su capacidad de aprender y pensar. Para ello deberíamos tener en cuenta las siguientes funciones cognitivas, ya que ellas pueden ayudarnos no solo a desarrollarlas en nuestros hijos sino también en nosotros mismos para ser modelos de pensamiento crítico para ellos.
En lugar de querer que obedezcan deberíamos querer que:
- Consideren dos o más fuentes de información a la vez
- Generen posibilidades
- Anticipen consecuencias
- Tengan en cuenta la ecología de sus acciones
- Justifiquen métodos y procedimientos
- Apliquen conceptos y principios a nuevas situaciones
- Perciban y definan el problema
- Distingan entre información relevante y no relevante
- Distingan entre hechos y deducciones
- Saquen patrones
- Piensen hipotéticamente
- Tracen estrategias para verificar hipótesis
- Se comuniquen de forma descentralizada
- Den respuestas certeras y justificadas, sin ensayo-error
- Utilicen un vocabulario adecuado en la comunicación
- Tengan una conducta controlada…
En definitiva, que comparen, contrasten, categoricen, clasifiquen, justifiquen, critiquen, argumenten, combinen, integren, reordenen, sustituyan, conecten, infieran, predigan, asocien, diferencien, resuman, describan, parafraseen, listen, definan…
¡Todo menos que obedezcan ni a la primera ni a la segunda!
Tratar de convencerlo es tratar de “colonizarlo”, es faltarle al respeto y subestimar su inteligencia.
Tu trabajo como padre y madre es todo lo contrario: acompañarlo mientras aprende a hacer buen uso de su libertad, argumentándole las cosas, preguntándole y ayudándole a buscar respuestas a través de tu mediación.
Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos
Ciao.
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