jueves, 15 de diciembre de 2016

Adviento, tiempo de cambio y reflexión


La vida a veces tiene curvas inesperadas, en las que no todo está claro o sale como uno esperaba.
El Adviento, un año más, nos recuerda que es tiempo de dar ese giro de 180º. De confiar, de creer en los otros, de imaginar un futuro diferente, mejor.
Es tiempo de mirarnos en el reflejo de María. Y de reconocer que aceptar, confiar y ponerse a disposición de otros está lejos del sometimiento o la resignación. Porque la confianza de María no era resignada, sino llena de esperanza. Y es que ese fiat estuvo sostenido siempre por la fuerza de un espíritu que no provenía de sus fuerzas sino de Alguien más grande. Ahora -2000 años después- lo difícil para cada uno es poner esa misma fuerza y confianza en Otro distinto de nosotros mismos y de nuestra voluntad.
San Ignacio consideraba a María como la gran intercesora y mediadora, reflejo de esa disponibilidad a que el Señor entrara en su vida y la removiera.
¿Estamos dispuestos a que Dios nos descoloque? Quizás asusta dar ese giro, pero nuestra historia -que es historia de salvación- nos recuerda que merece la pena.
Confía y espera. Dios te acompaña.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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