jueves, 31 de agosto de 2017
Dios nos ama a pesar de todo
Estamos acostumbrados a que todo lo que recibimos lo obtenemos porque nos lo hemos merecido o porque hemos trabajado para alcanzarlo, incluso el amor. Y esto nos pone en conflicto con la experiencia incondicional del amor que Dios nos tiene.
Resulta entonces que nos cuesta acoger la idea de un Dios que nos ama a pesar de todo. Entonces es preferible –o quizás más cómodo– establecer una relación mercantil con el Señor: Te doy para que me des, hago para que hagas conmigo, etcétera.
Sin embargo, el amor de Dios hacia nosotros no es un asunto de negocios; Él nos ama incondicionalmente. Y es que Dios es así.
Lo difícil es que me lo crea, que lo sienta en mi corazón y lo experimente en todos los ambientes de mi vida. Pues bien, estamos llamados a dejarnos abrazar por el amor incondicional del Señor, que no nos pide nada a cambio. Simplemente recibir el abrazo gratuito y dejar que éste nos transforme.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario