jueves, 28 de septiembre de 2017
El acompañamiento
Una de las claves de la espiritualidad ignaciana es el acompañamiento sincero y cotidiano que se nos propone a cada uno en la vida cotidiana.
El acompañante es alguien que te ayuda a discernir, es decir, a encontrar la voluntad de Dios; pero no es un GPS que te señala el camino, pues de eso se encarga el Espíritu del Señor.
Es un apoyo para cuando estás perdido; pero, aunque puedas confesarte con él, no es un confesor.
Es un compañero que te sigue, a tu ritmo, a tu lado; y, pese a que puede ser un amigo, no es un colega.
Es alguien que puede contrastar tu experiencia, que te objetiva y te ayuda a tener los pies en la tierra y la mirada en el cielo; pero, si bien con él te puedes reír o llorar, no es alguien que te entretiene o que te proporciona un pasatiempo espiritual.
En fin, el acompañante es aquel que te ayuda a confiar en el Señor para caminar en verdad.
Es con quien, paciente y misericordiosamente, aprendes a escuchar.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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