miércoles, 13 de septiembre de 2017
Nuestros hermanos
Nos pasamos gran parte de la vida juntos. Trabajamos juntos, estudiamos juntos, rezamos juntos.
Bajamos a la calle, vamos de compras o al gimnasio, montamos en el metro, salimos al cine, entramos en el ascensor… Y allí están ellos: Nuestros hermanos.
Por eso, al llegar la noche, a poco que repasemos nuestra jornada nos damos cuenta de que vivir tiene que ver con estar juntos.
Y en el día a día se va despertando la oportunidad de reconocer a Dios en tantas personas.
En el humor de unos y el servicio callado de otros. En la creatividad, la escucha, el riesgo y la valentía. En la capacidad de oración, la sonrisa discreta, el perdón recibido –que cura tantos miedos– y la ternura regalada –que es torrente de misericordia–. En la eucaristía, donde nos hacemos hermanos los diferentes.
Vivimos con ellos. Y, por eso, en ellos podemos intuir al Dios que “habita en las criaturas” y late en las gentes de nuestra vida.
Espiritualidad Ignaciana.
Ciao.
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