martes, 10 de octubre de 2017

La felicidad del cambio


Pues esta vida, cuando se presenta colmada de alegrías, engaña a muchos; pero Dios no engaña a nadie.
Porque cuando el hombre se convierte a Dios no sólo cambian sus gustos, sino también sus alegrías; no le son arrebatadas, sino que cambian.
Y aunque en esta vida no poseamos todavía de manera completa nuestra felicidad, sin embargo la esperanza que tenemos de alcanzarla es tan segura que debe ser antepuesta a todos los placeres de este mundo…

San Agustín

Ciao.

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