En esta época de presunción, de correr sin descanso, de amor sin saber amar, es nuestro tiempo.
¿Por qué dejas de vivírlo?
Vuelve tus ojos al Cristo. Dile que te los abra. Así entenderás y te entusiasmarás con la aventura:
La aventura de una vida generosa.
La aventura del trabajo.
La aventura del dolor.
La aventura del fracaso.
La aventura de la muerte.
Un ideal: CRISTO
Ciao.
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