Nuestro corazón sigue buscando experiencias auténticamente humanas, de esas que toman su tiempo, que incluyen el anonimato e incluso la muerte; como el grano de trigo, como el brote sencillo que solo con el paso de los días se deja nutrir hasta estar maduro y florecer para encender el mundo con su belleza (Jn 15, 1-8).
Cristóbal Fones SJ
Ciao.
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