domingo, 18 de febrero de 2018

Abusos y ONG´s


Una reflexión necesaria y delicada de Alvaro Lobo Arranz, ayudando a huir de los diagnósticos de trazo grueso.

La vergüenza de los abusos sigue tocando nuevos ámbitos de nuestra sociedad occidental. Hace años fue la Iglesia y la política, estos últimos meses han sido el cine y el deporte y parece que los últimos casos apuntan al mundo de la cooperación internacional. Afortunadamente se ha pasado de la política de resolver los asuntos de espaldas a la opinión pública, a sacar la verdad a la superficie en el proceso de hacer justicia. Aunque la imagen de estas instituciones quede dañada, para que una herida cure es necesario limpiar a fondo y no dejarla cerrar en falso.

El mundo de la cooperación internacional no es un mundo perfecto -básicamente porque es humano-. En cuanto la erótica del poder y del dinero emergen, las consecuencias pueden ser catastróficas, llegando incluso a traicionar la propia esencia de una organización.
Es necesario afirmar que es una barbaridad, una vergüenza y una gran contradicción para las ONGs afectadas, pero no debemos tirar el agua con el niño dentro.
No podemos negar la tarea -imperfecta pero necesaria- de tantas organizaciones que no solo son conciencia de nuestra cultura, sino cauce de ayuda y ejemplo de instituciones que buscan sanar la humanidad. Es verdad que son siempre mejorables, pero sigue habiendo millones de personas que precisan de su ayuda y de su compromiso. Pero también nosotros, los que tenemos una vida privilegiada, necesitamos referentes que sean ejemplos de servicio y compromiso lejos de nuestras fronteras.

Hace más ruido el árbol que cae que el bosque que crece en silencio. Más allá de los titulares, las críticas -más o menos justas- y el dolor producido, no podemos olvidar que sigue habiendo miles de cooperantes repartidos por los cinco continentes trayendo la esperanza.
Gente movida por su fe o por su conciencia que se deja su juventud, su salud y sus sueños por ayudar al prójimo. Personas, que desde el amor más desinteresado, nos demuestran con más obras que palabras que otro mundo es posible. Al menos, a muchos de nosotros, nos siguen inspirando.

Alvaro Lobo, SJ

Ciao.

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