martes, 13 de febrero de 2018
¿Cómo mantener la esperanza en estos tiempos tan difíciles?
De acuerdo con la mitología griega, Zeus queriendo vengarse de Prometeo por haber robado el fuego a los dioses para entregarlo a los humanos, creó para Epitemeo (hermano de Prometeo) una mujer llamada Pandora, con la que este se casó.
Pandora fue creada con grandes dotes pero también con una gran curiosidad. Como regalo de bodas, Zeus regala a Pandora una tinaja (caja) con instrucciones de no abrirla bajo ninguna circunstancia. Por su intrínseca curiosidad, Pandora abre la tinaja y al hacerlo escapan de su interior todos los males del mundo. Cuando Pandora pudo finalmente cerrar la tinaja, en ella solo quedó atrapada la esperanza. De ahí surge la expresión: «La esperanza es lo último que se pierde».
Hoy en día la esperanza es un don por el que la humanidad debe rogar constantemente. Al leer las noticias pareciera que el mundo está de cabeza. Todos los días despertamos con nuevos atentados terroristas, legalizaciones del aborto, persecución de cristianos, denuncias de abusos contra la mujer, y tantas otras situaciones dolorosas.
Al mismo tiempo, en el ámbito de la vida personal, uno puede estar pasando por situaciones económicas apremiantes, circunstancias familiares complicadas, crisis espirituales, estados físicos insoportables; todas estas, cosas que nos van robando la alegría.
Ante tanto dolor y tristeza, ¿Cómo evitar que «se nos escape» la esperanza? ¿Cómo mantenerla en nuestra «tinaja»?
A continuación te presentamos varios consejos (desde mi propia experiencia) para que puedas vivir la virtud de la esperanza en tu realidad:
1. Tener los pies sobre la tierra. Ser realistas.
Ser cristiano no ha sido fácil en ningún momento de la historia. En la actualidad en oriente medio la persecución de los cristianos es constante, cada día muere gente a causa de su fe (uno de los objetivos del Estado Islámico son los cristianos), y en el mundo occidental, ideologías como la del género y del derecho a decidir, persiguen ideológicamente a quien sea que no asuma su concepción del hombre y la mujer (matrimonio homosexual, el derecho a abortar, etc.).
En este sentido ser realista conlleva asumir los sufrimientos de hoy, no hacer la vista gorda a las dificultades que supone ser cristiano y estar dispuestos a aceptar las consecuencias de ser quienes somos.
Es importante situarse en comprender como es la dinámica entre la fe cristiana y el mundo, para no caer en la tentación de considerar la esperanza como un mero ideal que consiste en «confiar» en que todo saldrá bien y que los cristianos serán comprendidos y aceptados enteramente. Así evitamos tener lo que se conoce como «falsas esperanzas» que al defraudarnos puedan quitarnos la esperanza del todo.
2. Mantener la mirada en el cielo. Una vida de oración.
La palabra esperanza viene del latín «spes» que significa esperar. Entonces, ¿Qué espera un cristiano?, ¿Qué es lo que espera un cristiano que lo puede llenar de alegría aún en los momentos más oscuros?
En palabras del Papa Francisco, un cristiano: «(…) Espera de alguien que está por llegar: Es Cristo el Señor que se acerca siempre más a nosotros».
En definitiva, el cristiano espera a Cristo. El Papa Francisco se refiere a la esperanza en los siguientes términos: «La esperanza cristiana no es solo un deseo, un auspicio, no es optimismo: para un cristiano, la esperanza es espera, espera ferviente, apasionada por el cumplimiento último y definitivo de un misterio, el misterio del amor de Dios en el que hemos renacido y en el que ya vivimos».
La única forma de llegar a conocer dicho misterio de amor que da sentido a la vida y al sufrimiento humano, es por medio de la oración; conocer a Cristo.
Esto puede llegar sonar muy complicado lejano, pero realmente no es así, es en verdad es tan sencillo como ir un domingo por la tarde a la iglesia más cercana, ponerte de rodillas ante el sagrario y decir: «Hola Dios, soy yo y estoy aquí para saber más de Ti».
Será Él quien te enseñe su verdad y sus promesas. Ponerse ante Dios es encontrarse con al amor incondicional y eterno más real que existe, constatar el amor en su mayor grado de pureza, es ser invitado a confiar profundamente en sus palabras y esperar alegremente en Él.
Mantener una vida oración te da la oportunidad de confirmar esta experiencia de confianza cada día, y saber verdaderamente que hay algo más allá del dolor.
En ese sentido, se ha dicho varias veces que la Virgen María es la primera cristiana. La Virgen es el mayor ejemplo de cómo vivir la virtud de la esperanza ya que es quien da su «Fiat» (Sí) al Señor confiando enteramente en su plan. Que no se nos pase confiarle nuestros miedos y pedirle interceda a Dios por nuestros corazones para que el Espíritu Santo los llene de confianza y esperanza en el Señor.
3. Y por último (y lo más importante). No cansarnos de pedir la virtud de la esperanza.
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, la virtud de la esperanza es una de las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad). Calificarla por virtud teologal es importante ya que supone que tiene «origen, motivo y objeto inmediato a Dios mismo», lo cual significa que proviene de Dios y te lleva directamente a Dios.
Para vivir la esperanza en nuestra vida, no podemos olvidar pedírsela al Señor. Dios mismo nos alienta a ello cuando nos recuerda: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se lo pidan?» (Mateo 7,11).
Él más que nadie quiere vernos felices y alegres, Él más que nadie conoce nuestras luchas y dolores, y es Él realmente quien muere por consolarnos y abrazarnos en los momentos de sufrimiento. No olvidemos siempre acudir a Dios para pedir nos llene el corazón de esperanza en sus promesas y en su amor.
En definitiva, vivir la esperanza cristiana es vivir la esperanza en la promesa de Aquel que nos ha amado hasta el extremo. Se trata de enfrentar los dolores y pruebas de cada día sabiendo que la cultura de la muerte, el mal, la injusticia y el sufrimiento no tienen la última palabra ya que Cristo ya ha vencido al mundo. En efecto si crecemos en nuestro conocimiento y amor al Señor lograremos “atrapar” en nuestra tinaja la gran consoladora virtud de la esperanza.
Kristina Hjelkrem
Ciao.
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