viernes, 9 de marzo de 2018
Esperar
Si hoy en día hay algo contracultural es esperar. Parece que no estamos entrenados para ello. Queremos todo para “ya”, de manera inmediata. Pero la vida también juega sus cartas y no siempre suceden las cosas cuando queremos. Las circunstancias de la vida imponen un ritmo que no siempre coincide con nuestros tiempos. Por ello necesitamos aprender a esperar.
La espera no siempre es agradable. El tiempo puede ser el peor aliado sobre todo si no tenemos un horizonte hacia dónde ir, dónde acudir, dónde mirar.
El tiempo de Cuaresma es tiempo de la espera, pero no una espera inactiva, pasiva, inerte. Es tiempo para la preparación, la disposición, la entrega. Pero para ello es necesario esperar.
Nuestra espera es confiada, ilusionante, rica. Es una espera de amor y por amor. Una espera que mira a Jesús y deja ver que el sentido de la vida está en Él.
Una espera esperanzada que nos hace crecer y sonreír.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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