jueves, 22 de marzo de 2018

La vida espiritual


Cuando subimos por los diferentes pisos de un alto edificio, si miramos por las ventanas parece que las vistas son prácticamente las mismas.
¿Cómo es posible que, subiendo cada vez más, las cosas se sigan viendo igual? 
Sólo si cogemos el ascensor y damos un gran salto somos capaces de advertir la diferencia.
También pasa con las personas a las que vemos habitualmente, nos parece que nunca cambian, y solo vemos las diferencias cuando pasa mucho tiempo sin verlas.
Lo mismo pasa con la vida espiritual, cuando nos parece que no avanzamos.
Es el momento crítico en el que decimos: “¿De qué ha servido todo esto, si estoy otra vez igual que antes?” 
Y llegan el cansancio y la desilusión por haber puesto esperanzas en algo que parece que no nos ha movido del sitio.
Pero es el Mal Espíritu el que nos «inquieta con falsas razones, para que no pasemos adelante»: Parece que estamos igual, pero en realidad estamos justo en el piso de arriba. Y en esta subida hemos atesorado experiencia. Lo que pasa es que el edificio es alto, y tenemos toda la vida para recorrerlo.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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