Las llaves del corazón

A veces son las palabras, otras veces es una mirada, muchas otras el sencillo silencio, pero siempre están a la mano las llaves del corazón. 
Son estas experiencias que saben muy bien cómo abrir el lugar más sagrado. Son sin duda muy sencillas, muchas veces incluso son bastante rústicas.
En todo caso, está a la mano abrir el corazón y poder descubrir lo más profundo que soy y a Dios que habita en mí.
Para San Ignacio ese “grande ánimo y liberalidad” se encamina a que podamos de verdad abrir el corazón, para ofrecerle “su persona como de todo lo que tiene” y pueda el Señor “servirse conforme su santísima voluntad”.
Hay de todo, como en la habitación en la que vivimos, pero allí el Señor se encuentra bien y eso basta.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.