sábado, 21 de abril de 2018
Mi fe y mis dudas
He aquí la eterna encrucijada de la fe y la duda. El debate interior. La lucha entre creer y no creer. Pero tan bien explicado, con tanta hondura y contundencia al tiempo... Y tú, ¿Cuándo dudas? ¿Cuándo crees?
«Tuve que buscar durante mucho tiempo hasta encontrar un barco de la fe que fuese lo suficientemente estable como para poder llevarme a mí junto con todo el peso de mis preguntas críticas y mis dudas. Con el tiempo encontré tal barco y, a bordo de él, mi fe y mis dudas poco a poco se han hecho amigas; tengo la impresión de que esas partes de mi espíritu y de mi corazón hicieron entonces un pacto de colaboración mutua y que el constante diálogo que mantienen entre sí visiblemente les produce alegría. Siempre que parece que las dudas enmudecen, se despiertan por sí mismas en mi fe dudas y preguntas críticas, por puro miedo a que esta tal vez se acerque a los tentadores acantilados del fundamentalismo y del fanatismo.
No obstante, cuando mi fe está debilitada, cuando no recibe el suficiente alimento de mi práctica de oración y meditación o cuando está cansada de la confrontación con las caricaturas de la fe con las que se encuentra constantemente, mis crecientes dudas no abusan de tales momentos para tomar triunfalmente las riendas; la parte dubitativa de mi alma sabe que una vida sin fe, sin ese compañero que a la vez es blanco de su crítica, le parecería aburrida. Las dudas no me llevan de la fe a la increencia; más bien profundizan mi fe, la hacen más madura y meditada»
Tomás Halik, en "¿Deshacerse de Dios?"
Ciao.
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