martes, 31 de julio de 2018
Lograr la paz interior
Escucha tu propio silencio.
Una forma de meditación consiste en escucharte profundamente.
Encuentra un tiempo y un lugar para sentarte tranquila y en silencio. Permite que tus oídos se abran y se relajen. Intenta captar el sonido más leve que seas capaz de escuchar, sigue escuchando. Continúa y escucha el latido de tu propio corazón. Sigue escuchando.
Aprende de tu respiración.
Cada vez que exhalas, te dejas ir y confías intuitivamente en que viene otra inhalación que te mantendrá viva. Sin embargo, muchas veces nos pasamos la vida entera codiciando, aferrándonos a las cosas, apretándolas tan fuerte que casi las estrangulamos y les quitamos la vida, incluso aquellas que no son esenciales o que nos perjudican.
Escucha tu respiración y hazle caso al mensaje que te transmite:
Déjalo ir que existe mucho más.
Observa tus pensamientos.
Intenta observar el punto donde un pensamiento termina y empieza el siguiente.
Empezarás a ver tus pensamientos uno tras otro.
Ahora intenta percibir el espacio que hay entre ellos.
Sé consciente de que ese espacio aumenta poco a poco, pero no te obligues a expandirlo, sólo obsérvalo. Cuánto más practiques ver ese intervalo entre pensamientos, más se irá estirando este espacio de forma natural. Así podrás ir vaciando tu mente para poder volver a llenarla de un modo consciente.
Sé consciente de tus sentidos.
Presta atención a todo lo que experimentas. Los cinco sentidos son tus ventanas al mundo, a su belleza, a una vida complaciente y llena de significado.
Tus ojos te traen el verde de las hojas o el perfil majestuoso de las montañas. Tus oídos te dan la música, los cantos de los pájaros, la voz de tu amado.
Tu olfato hace que algunos alimentos y personas te parezcan irresistibles.
Tu piel te permite deleitarte con la sensación del agua, con un abrazo.
El gusto te permite descubrir a qué sabe una fresa o una naranja.
Engrandece lo bueno.
Tus pensamientos tienen el poder de influir en tus comportamientos y experiencias.
Los pensamientos son energía que se transmite a los demás y que regresa a ti, aumentando o disminuyendo la alegría y el amor que hay en tu vida. Por lo tanto, concentra tu mente en pensamientos positivos, en tener siempre gratitud y en apreciar la belleza de los pequeños detalles cotidianos pero invaluables, como poder tener a diario tus alimentos.
Practica la aceptación perfecta.
Mantente atenta y dedicada al momento presente, comprometida con el aquí y ahora.
Para ser completa, no necesitas que suceda nada, sino que aceptes este momento tal como es, porque ahora mismo no existe nada más que debas tener. Esto no significa no tener desafíos, porque puedes practicar la aceptación y seguir trabajando para mejorar y actuar contra las cosas injustas o incorrectas, pero tómalo todo como un momento perfecto.
Cambia tus creencias.
Haz una lista de tus propios pensamientos respecto a quién eres tú.
Durante años has escuchado mensajes negativos que quedaron incrustados en tu mente. Si te han dicho que eres egoísta, sustituye ese viejo insulto por una verdad que te reafirme, como me amo a mí misma y extiendo este amor a todos los que me encuentro. Si te han lavado el cerebro para que creas que eres inútil, encuentra un pensamiento nuevo para programar tu cerebro: disfruto del tiempo y me relajo para llenarme de energía.
Repite tus nuevos mensajes positivos diez veces seguidas al menos tres veces al día, durante el tiempo que necesites, hasta que se vuelvan una creencia.
Del libro Tómese la vida con calma, de Tzivia Gover
Ciao.
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