miércoles, 19 de septiembre de 2018
Bienaventurados los limpios de corazón
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5,8).
La vida espiritual supone en el fondo una vuelta a la inocencia del corazón. Todos estamos llamados a esa limpieza que nos abre a la experiencia de Dios.
Es por eso que Jesús en el evangelio nos dice que es necesario hacernos como niños para entrar en el reino de los cielos (Mt. 18,3).
La actitud del niño es la de quien confía y actúa movido por esa confianza, al saber que hay alguien que le sostiene, le guía y le orienta en el camino de la vida.
San Ignacio de Loyola expresa esa experiencia cuando nos dice que él era conducido por Dios, como un maestro de escuela a un niño [Autobiografía 27].
En nuestro itinerario espiritual estamos llamados a llegar a la pureza del corazón, a la confianza plena en Dios que nos conduce.
A la inocencia inicial de quien se sabe perdonado, amado y guiado por el Dios amigo de la vida.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario