En el mundo se siguen realizando muchos esfuerzos para conseguir la paz, para terminar con tanto sufrimiento y dolor. En esta realidad la oración sigue siendo una herramienta importante, especialmente cuando se habla de que nuestra vida debe ser una oración.
Cuando hablamos de la vida diaria como oración, no nos estamos refiriendo a una o a varias maneras específicas de orar. Estas, pueden ser infinitamente variadas, según los dones y la llamada personal que Dios concede a cada uno.
Nos referimos, más bien, a esa actitud fundamental y a ese hilo conductor de la vida que es el «espíritu de oración».
Porque la oración no es en primer término un acto, sino una actitud; no es un ejercicio específico, sino un espíritu, una atmósfera, un cierto clima del alma, de toda la persona.
Herbert Alphonso
Ciao.
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