martes, 29 de enero de 2019
"Domesticar" nuestra Fe
Tenemos una fácil tendencia a domesticar nuestra fe para que ella nos brinde solo las experiencias que más complacen nuestros gustos.
Queremos una fe que no interpele, que no tenga que ver con la realidad, una experiencia de Dios desencarnada.
Por eso no es transformadora, porque no pone todavía los pies sobre la tierra.
No nos parezca entonces extraño considerar que la experiencia del Dios de Jesús tenga que ver con los derechos, con la defensa de nuestros territorios, con la educación de los excluidos, con el perdón que sana el mundo herido en que vivimos.
Por eso en la oración “miramos y consideramos lo que hacen, como es el caminar y trabajar, para que el Señor sea nacido en suma pobreza, y a cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, y de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz; y todo esto por mí".
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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