Muchas veces me pregunto qué creación consideramos mejor y más valiosa.
Nuestras miradas se despistan hacia otros “horizontes” dejando pasar, delante de nuestros ojos, el Horizonte que, realmente, nos da vida.
Ciertamente lo más novedoso nos atrae con más fuerza pero, ¿Somos conscientes de lo que dejamos pasar delante de nuestros ojos?, ¿Qué nos admira más; la creación humana o la Creación de Dios?, ¿Cuál escogen nuestros ojos?, ¿Y nuestro corazón?.
No se trata de que una cosa sea buena y la otra mala, de que sólo haya que preferenciar una y rechazar la otra, sino de que el maravilloso escenario que tenemos todos los días frente a nuestros ojos en el que nos movemos y existimos, es una gran obra de Dios de la que formamos parte.
El inmenso regalo de la vida nos trae el precioso regalo del mundo.
Mirar el móvil no es malo pero, de vez en cuando, debemos alzar la mirada y ver las estrellas en sus constelaciones, el traje de gala de las nubes o la sonrisa de un sol que nos entrega la luz.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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