martes, 27 de agosto de 2019

Carta del Demonio dirigida a todos los cristianos


Por favor leerla con atención y pensad en lo que dice:

Hijitos odiados, estoy trabajando mucho para llevarlos al infierno y aunque ustedes en la tierra ingenuamente me pintan de una manera grotesca diciendo que tengo cuernos, cola y otras cosas, no soy así.
Quien conoce la Biblia, sabe muy bien que puedo convertirme en ángel de luz (2 CORINTIOS 11:14) y generalmente lo hago, mas mis disfraces favoritos son de ayuda, de terapeuta, de apostolado sin frutos verdaderos, de libro de autoayuda, de mujer abandonada, de amigo que comprende, de conversión aparente.
En realidad, estoy todos los días en la Iglesia.
Me siento tan complacido viendo a católicos perezosos que llegan tarde a misa, que no se confiesan, que no comulgan, que no piden perdón, que no oran, no ayunan, no se consagran, que no adoran al Santísimo, que no se preparan para la misa ni leen la Biblia, esto me complace y me llena de mucha satisfacción.
Cuanto menos oren, adoren, ayunen, se confiesen y lean la Biblia, mejor para mí.
Mi mayor alegría es cuando en el momento de la misa muchos se quedan platicando afuera, llegan sin ganas, ya adentro contestan el teléfono, se distraen y se entretienen con el Internet, otros salen para ir al baño y otras, mis hijas predilectas, con su pura forma de vestir ya perturban en esos momentos a muchos hombres.
Además en ese momento especialmente en la homilía y la consagración, hago a las personas hablar, dormir, levantarse en todo momento, perturbar el silencio de las otras personas, etc.
¿ESTÁS VIENDO CÓMO SOY? Y NADIE SE DA CUENTA.

Mi mayor tristeza es cuando veo a algún tonto ADORAR en la consagración.
Me volví contra DIOS, queriendo ser igual a ÉL y fui expulsado perdiendo mi privilegio de estar en el cielo. Pero todavía puedo y quiero hacer mucho daño. Hoy en la Iglesia, la predicación, la música de alabanza y la adoración eucarística es lo que mas odio.
Más sin embargo bien sé que mi fin está cerca. Por eso todos los días estoy trabajado mucho para llevar multitudes conmigo al infierno, he enviado a un gran ejército de demonios: Para hacerles caer en pecado, he traído peleas entre los que quieren servir a Dios, especialmente es a esos servidores a quienes golpeo a través de sus familias, esposos, padres, hermanos o hijos, para destruir a un servidor de Dios siempre me valgo de sus familiares más débiles, más orgullosos y mentirosos, en una palabra, en los menos convertidos y flojos espiritualmente y así, con la ayuda de ellos, destruyo ministerios, llamados y apostolados enteros.
Hoy he traído confusión en la doctrina, múltiples deseos desordenados, muerte, pleitos, guerras, odio entre hermanos, rencor, ira, seducción, suicidios, etc.
Mi misión es matar, robar y destruir (J. 10:10).
Estoy atrayendo a multitudes con canciones y música inspirada por mi, psicologías perversas y propaganda a mi servicio, bailes, fiestas, bebidas alcohólicas, drogas, dinero, tecnología, redes sociales, conciertos, telenovelas, películas, fama, moda, vanidad, lujuria, dinero, placeres sexuales etc.
He enviado un espíritu de seducción en las mujeres y los hombres, mostrando senos, y con ropas que enseñan partes íntimas del cuerpo, para despertar la sensualidad en todos, desde niños hasta los más ancianos.
He hecho que todos aspiren a tener un cuerpo, una imagen y una identidad falsa, que nadie se acepte ni se ame, he logrado que muchos rindan culto a sí mismos y que esto les de una falsa seguridad, que delicia para mi tener alguien que con sus actitudes inspire a otros a pecar.
He convencido a muchas mujeres que transformen su cuerpo para deleite de sí mismas y de los fornicadores a mi servicio quienes las alimentan y seducen con mis propios halagos.
Nada me causa más placer que una mujer o un hombre que opera su cuerpo para ser instrumento de placer y de deseo prohibido y así ser devorado por la lujuria y la vanidad.
Muchos (as) van a la Iglesia con pantalones tan ajustados que marcan la forma del cuerpo, faldas cortas, calzones que parecen agujetas, chanclas, escotes y ropas no adecuadas para ir al templo de DIOS.
¡Jajaja...! ¡Como me honran cuando hacen eso! Por eso no tengo miedo de revelar mis secretos porque aunque pudieran alertar a muchos, la mayoría seguirá viviendo igual y en nada tomarán en cuenta vivir con modestia en el vestir, en el hablar o en el actuar.
Sé muy bien que incluso contando todo esto, no habrá en ustedes ninguna mejora.

Las cosas que me dejan enojado en la iglesia son: 
LA COMUNIÓN, LA ADORACIÓN AL SANTÍSIMO, EL AYUNO, LA ORACIÓN, LA CONSAGRACIÓN, LA INTERCESIÓN, LAS VIGILIAS, EL AMOR ENTRE HERMANOS, EL PERDÓN ENTRE ESPOSOS, LA SANTIDAD, UN PREDICADOR DEDICADO Y SOBRE TODO, LOS TRABAJOS DE EVANGELIZACIÓN, LAS OFRENDAS GENEROSAS Y LA PROCLAMACIÓN DE LA VERDAD QUE DESPIERTA CONSCIENCIAS.

Cuando quiero que alguien no vaya a la Iglesia, pongo pensamientos como:
- “Tú estás cansado”, no estás en condiciones de ir a la iglesia. Si no vas no pasa nada.
- “No me saludan, no me gusta el predicador, no hay amor en está Iglesia.. ¡Entonces no vayas!”
- “Las misas y predicaciones son largas y aburridas”, ¡¡¡no vayas!!!
- “Todos son ahí unos hipócritas, mejor no vayas”
- “¡Descansa, quédate disfrutando de la TV, el fútbol o el Internet!” etc..

Bueno, creo que ya he hablado demasiado. Atentamente: Satanás.

Ciao.

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