¿Te gustaría orar con la respiración ?
Nadie nos enseñó a respirar. Esa fue nuestra respuesta cuando, por primera vez, nos vimos rodeados de aire. Desde aquel instante, miles de veces al día, permanecemos conectados a la vida gracias a nuestra
respiración.
Observa tu respiración, pero sin querer cambiarla. Simplemente, fija tu atención en sus dos movimientos básicos:la inspiración y la espiración.
En cada Inspiración puedes tomar alguna palabra del PADRE NUESTRO .
Descarta cualquier otro pensamiento que pueda distraerte de tu propósito: Centrarte, disponerte, abrirte a la presencia del Señor.
Puedes hacerlo las veces que quieras, poco a poco y a tu tiempo; ve incluyendo todas las partes de tu cuerpo. Hasta que todos tu cuerpo respire y ore.
Centro Ignaciano de Espiritualidad - Casa Loyola-
Ciao.
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