La rentabilidad de la vida, es basada en el valor interior que está por encima, de nuestros propios intereses.
Tendemos a confundirnos con logros materiales, académicos y falsas apariencias que afanamos en presentar a los demás.
Por eso, hoy en día, vemos tantas personas caminar sobre la cuerda floja.
Convertidos en potenciales víctimas, provenientes, de actos de miserias.
Es necesario identificar, el nivel de riqueza interior para saber manejar acorde la vida y proyectar perfiles leales, a la condición estrictamente personal.
La vida recargada de falsas riquezas, solo servirá para aportar, enormes diferencias en los resultados aspirados.
La rentabilidad de la vida, dependerá, de abordar correctamente, nuestras complejidades y promover la existencia en marcadores que aclaren y sostengan, el verdadero fin.
Negarse a querer iniciar espontáneamente la exploración interior, caeremos en ocultar, lo que pudiéramos llegar a entender, sobre sí mismos.
La profundidad interior, guarda lo que sirve de sostenibilidad a la vida.
Es la parte maravillosa que dice, como alcanzar a descubrir, vida fructífera.
El capital humano es perdido, cuando terminamos ignorando, la vida interior que sirve de puente para desbordar magníficas condiciones.
La debida atención puesta, permitirá retoñar la vida, aprovechando incluso, situaciones inesperadas.
Al descuidar la rentabilidad de la vida, no habrá porque buscar otros culpables que no sea, uno mismo.
Caer en franca perdida, desgraciará la perspectiva por irresponsabilidad agravada, en vista, a la actitud insólita, de no tomar iniciativa a conocer el mundo interior, el cual, aun duerme, en el misterio.
¿Disfrutas la vida en rentabilidad?
Leonardo Andujar Zaiter
Ciao.
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