martes, 10 de marzo de 2020

Orientar al bien las propias decisiones


La prudencia es una buena compañera de jornada. Antes de tomar cualquier decisión vale la pena hacerse algunas preguntas como un pequeño examen de conciencia: ¿La decisión es un bien? ¿Ella es necesaria? ¿Es una prioridad?
Otra cosa buena y positiva es poder confrontar con alguien, incluso cuando es una decisión personal. Es decir, pedir la intervención de Dios, entregarlo en sus manos, para que suceda lo mejor.
Estos días aprendí de un amigo una pequeña oración que puede ayudarnos a tomar decisiones: “Rezo no por lo que yo creo que merezco, sino por lo que ni siquiera imagino que necesito.” (Bruno Pinheiro).
Muchas veces le pido a Dios que se haga su voluntad y no la mía. Y puedo dar testimonio que el bien siempre prevalece en estas ocasiones y sucede lo mejor para mí y para los demás.
Delante de cualquier elección a ser hecha, debemos optar por el bien: Es el camino más seguro, fuente de paz, de conciencia tranquila y de seguridad que la mano de Dios será nuestra guía.

Apolonio Carvalho Nascimento

Ciao.






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