Acaricia con las palabras, que hay mucho silencio herido.
Acaricia con los ojos, que hay mucha mirada hiriente.
Acaricia con la escucha, que hay muchos gritos perdidos en estancias solitarias.
Acaricia con la sonrisa, que sobran muecas burlonas y faltan alegrías compartidas.
Acaricia también con las manos, pues hay un frío de dentro que solo cura la ternura.
Acaricia con tus dudas, que serán luz en incertidumbres ajenas.
Hasta tu tristeza será caricia, si consigues volverla canción.
José María Rodríguez Olaizola
Ciao.
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