jueves, 9 de julio de 2020

La tentación del exceso


Quizás, entre las tentaciones contemporáneas, la del exceso es una de las más omnipresentes. Y de las que más nos entrampa.

«Caer en la tentación es como entrar en la jaula, quedar atrapado, enganchado (a la droga, por ejemplo).
Luchas contra el deseo de poder y de riqueza, luchar contra el deseo de honores y de prestigio, abstenerse de comer y de beber con desmesura, abstenerse de opinar sobre todas las cosas y, principalmente, de juzgar a todo el mundo (éste es otro sabio consejo de uno de los padres del desierto: "Permanece en tu celda, come cuando tengas hambre, bebe cuando tengas sed, pero no hables despectivamente de nadie. Hazlo así y obtendrás la salvación").
En teneral, no caer en la desmesura, puesto que, para vivir, e incluso para vivir bien, no es mucho lo que hace falta.
La situación humana es más de escasez que de abundancia (pese a la apariencia creada por la sociedad consumista). De ahí -de la penuria, junto con el hecho de que todos queremos las mismas cosas-, Hobbes deriva el conflicto.
Pero ¿Y si con poco pasásemos? La civilización contemporánea se ha comprometido en vías diametralmente opuesta a ésta: Se trata de consumir mucho, de abarcar cada vez más y de no parar sino ir cada vez más deprisa. Sin embargo, con poco basta. La ambición tiene muchas formas y es fuente de conflictos y de malestar.
Poco es suficiente. Pero también necesario (absolutamente necesario).

Josep Maria Esquirol (La resistencia íntima)

Ciao.

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