En la mezcla de alimentos, una pizca de sal pone cada sabor en su sitio.
En la penumbra triste, un destello desvela mil colores escondidos.
Entre silencios rendidos una palabra de amor hace renacer anhelos.
En la frialdad de la piedra un cincel encuentra la ruta de la belleza.
En la celda de una vida sin motivos una bienaventuranza desencadena al cautivo.
En el temor del prudente, despierta la pasión audaz del profeta.
En la fatiga del luchador herido, una tregua, devuelve horizontes y fuerza.
Hay que ser sal y destello, ser palabra y herramienta, bienaventuranza viva, pasión y tregua.
José María Rodríguez Olaizola
Ciao.
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