martes, 8 de septiembre de 2020

Aprender a celebrar los fracasos


“Tenemos que aprender a celebrar los fracasos”. Esta frase del padre Adolfo Nicolás nos la deberíamos grabar a fuego.
La realidad es que nadie quiere ser un fracasado en la vida y por ello todos luchamos por conseguir el éxito. La paradoja es que sólo se consigue el verdadero éxito a través del fracaso.
La lucha está servida. De una parte, nos emocionamos ante la humildad de quien se deja guiar por los caminos de Dios a través de la prueba o el sufrimiento. Pensemos en lo que nos produce el final de la vida de Arrupe.
Por otra, soñamos en lo secreto, con ser capaces de conquistar nuestros ideales. Luchamos con todas nuestras fuerzas para que no se nos escapen del control de nuestras manos. Y, sin embargo, esto sucede. Es entonces que el fracaso se convierte en bendición de Dios.
Nuestra indigencia se convierte así en la puerta por la que Dios puede entrar en nuestras vidas. Benditos fracasos.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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