lunes, 10 de mayo de 2021

Decir adiós

¿Cuántas veces nos ha tocado decir adiós? A personas, a lugares entrañables, a relaciones, etcétera…
¿Cuántas veces hemos cerrado etapas importantes en nuestra vida? ¿Cuántas veces ante la muerte hemos aprendido a decir adiós, para avanzar, para continuar? 
En ocasiones, decir adiós es necesario: situaciones afectivas que hacen daño, lugares que ya no producen fruto, situaciones emocionales que nos cargan y agobian. Otras veces decir adiós forma parte del proceso natural de la vida, del limite de nuestros proyectos, de nuestra contingencia…
Decir adiós, cerrar etapas, empezar nuevos caminos no es nada fácil, y muchas veces es doloroso. Sin embargo, saber decir adiós forma parte del crecimiento vital. Paradójicamente cuando aprendemos a decir adiós, también aprendemos a estar, aprendemos a vivir el presente plenamente, a irradiar luz en donde estamos, aprendemos a vivir la verdadera libertad a la que estamos llamados.
Aprender a decir adiós es reconocer que a veces es necesario dejar ir por amor, y también aprender a irse, a comenzar de nuevo, a seguir creciendo, a iluminar con nuestra lámpara lugares y vidas desconocidas. Saber despedirse es también un proceso cristiano, necesitamos decir adiós, para vivir la misericordia de Dios a través del perdón, para emprender una nueva misión, para abrirnos nuevos caminos. Saber decir adiós, es abrirnos a la esperanza.
¿Ante qué situaciones, lugares, personas, objetos de mi vida necesito hoy aprender a decir adiós para poder crecer?

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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