Tal y como está el patio, ¿Cómo no vamos a enfadarnos? Por muchos motivos. ¿Y qué hacer entonces?
Enfadarse ... De vez en cuando no está mal. Parecería que en nuestra era new age, del balance, el equilibrio y la paz interior, hay que aspirar a estar siempre moderadamente serenos; alegres, o en todo caso, sobrios.
Parece que hay que perseguir una armonía que no permita la zozobra o la tormenta. Pues no. A veces está muy bien inquietarse, gritar (por dentro o por fuera), discutir si conviene.
A veces hay que enfadarse, pedir explicaciones (eso sí, sin perder en el camino la capacidad de escuchar o encajar la parte de frustración o de error).
Una bronca con un ser querido no es el drama de una vida, sino a veces también sendero.
Pastoral SJ
Ciao.
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