Siempre estarán las posibilidades de renovarnos interiormente.
Cada quien tendrá razones para darse en esfuerzo y conseguir las verdaderas enseñanzas al cambio que provea de transparencia y brinde luz a la vida.
Los problemas o situaciones del mundo exterior nunca podrán ser decisivos a impedir alimentar lo que tanto necesitamos mejorar.
Hay que saber conocerse a sí mismo y a partir de ahí, aprender a verse más allá de la limitada condición.
Al tomar la decisión a crecer y mejorar hacia adentro, entonces, fluirá no solo lo humano, bondadoso y comprensivo, también lo espiritual.
Será un ser humano lleno de verdad que colocará en plena libertad, abrazado de sólida dignidad.
En la medida que nos propongamos cambiar la realidad interior, asumiremos de cerca, la esperanza anhelada.
Al renovarnos interiormente, nada sorprenderá a la sana orientación y convivencia.
Si llegamos a conocernos bien, sabremos distinguir lo que Dios nos guarda de manera particular a cada quien.
Antes de pensar en la inmensidad de lo espiritual, tenemos que enfocarnos en nosotros mismos.
El solo vivir no bastará para producir frutos que revelen entrar en contacto con Dios.
Por eso, mantenemos permanente insistencia sobre la importancia de renovarnos interiormente hasta obtener respuesta a la pregunta ¿Quién soy yo? Y así enlazaremos en perfecta comunicación, lo espiritual y personal.
Leonardo Andujar Zaiter
Ciao.
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