La Resurrección de Jesús se encuentra en el centro de nuestra fe. Sin embargo, ¿Vivimos nuestra vida de todos los días profundamente enraizados en esta experiencia?
Cada año, a lo largo del tiempo de Pascua se nos invita a revivir en nosotros una convicción: La tristeza, el dolor y la muerte no tienen la ultima palabra en nuestra historia porque la vida brota allí donde menos nos lo esperamos.
La Resurrección no elimina las huellas que ha dejado la pasión, pero abre nuestra mirada a una perspectiva mas amplia que nos ayuda a verlas de otra manera.
El Cristo Resucitado nos recuerda que el amor es siempre más grande que el odio y que la vida es siempre más fuerte que la muerte. En esta certeza vivimos y en ella encontramos el camino de nuestra existencia.
¡No permitamos que nada nos robe esta esperanza!
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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