¡Qué consuelo cuando leemos en los Evangelios que los Apóstoles frecuentemente no entendían a Jesús!
Estas situaciones se repiten en nuestra vida ya que todos tenemos la tentación de decirle a Jesús cómo, cuándo y dónde debe actuar, hacerse presente o manifestarse.
Sin embargo, la experiencia nos dice que no somos nosotros quienes marcamos el ritmo de nuestra vida espiritual ni tampoco determinamos el modo en que Dios nos sale al encuentro.
Una dificultad para comprender el lenguaje de Dios es que se requiere una gran docilidad por nuestra parte.
Jesús nos pide estar abiertos a sus sorpresas y no querer encerrarlo en nuestros esquemas, siempre insuficientes.
Para comprender los lenguajes de Dios en nuestra vida, San Ignacio nos diría que no hay camino más rápido que el de la abnegación, es decir, aceptar que Jesús sea el Buen Pastor que nos dirige por caminos siempre nuevos.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario