miércoles, 7 de julio de 2021

En el desierto

En el desierto se puede caminar durante días, semanas y hasta meses sin ver otra cosa que arena, ahora bien, siempre llega el momento en que aparece un maravilloso oasis que invita a detenerse y reposar. 

Por duro que sea el trayecto que conduce a un oasis, cualquier oasis merece siempre el esfuerzo del caminante. 

Tal es la satisfacción y la alegría que allí se obtienen, que el camino recorrido, el recuerdo del camino recorrido, no se hace tan arduo. 

Repuestas las fuerzas en el oasis, se vuelve a emprender un camino en el que no es infrecuente que el caminante vuelva a impacientarse. Y así, hasta que de pronto, cuando menos lo espera -casi cuando desespera-, otro oasis vuelve a presentarse. 

Pues esto es precisamente lo que enseña el desierto: A caminar por la tierra y a parar donde hay agua, y así un día tras otro hasta que llega el momento en que se descubre que no sólo se ama el oasis sino el camino mismo, que se ama la arena, la dificultad.

Pablo d'Ors. "El amigo del desierto"

Ciao.

 

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