Nuestra oración no puede estar desencarnada o aislada de nuestra vida cotidiana, sino que debe orientarse hacia la transformación de la vida que tenemos. Si nuestros rezos no producen cambios en nosotros es una plegaria estéril.
Cuando nuestra oración no produce transformaciones y cambios significativos en nuestra vida, es signo de que en ese momento no ha ocurrido nada lo suficientemente revelador. Podemos tener “buenos y santos deseos” al momento de orar, pero si ese acontecimiento no trae experiencias de conversión interior, en ese encuentro, no nos hemos encontrado realmente con nadie.
No debemos confundir el anhelo de que la oración realice cambios significativos en nuestra vida, con la idea de que es una herramienta utilitarista para nuestras buenas acciones. La oración no es necesariamente el motor de nuestras acciones, porque esto sería poner a Dios a nuestro servicio. Pensar la oración de esta manera es reducirla a la búsqueda de una autocomplacencia ególatra.
La oración verdadera pone en tensión nuestro hombre viejo, que tira de nosotros resistiéndose al cambio, y nuestro hombre nuevo, que movido por la gracia de Dios nos empuja hacia la plenitud.
Pero debemos tener mucho cuidado de no utilizar la oración como un “podio” para alcanzar nuestro ideal de perfección; no rezamos para ser “perfectitos” y coronar a nuestro ego de “santo”, sino para estar en Dios, para vivir en Él, para cultivar una relación tan fuerte y profunda que nada lo pueda destruir. De ese vínculo personal es de donde nace la transformación y crecimiento espiritual que estamos llamados a realizar.
La oración da sentido y horizonte a nuestra existencia. Alimenta la confianza que nos hace descansar en los brazos del Padre y nos anima a bajarnos de la “barca” de nuestras propias seguridades para caminar sobre el mar tempestuoso de las pruebas. La oración es el principio y el fundamento de nuestra relación con Él. José estaba en oración, por eso podía comprender en los acontecimientos que vivía, la presencia de Dios. En Dios, todo se ve con mayor claridad. Una cosa es rezar, y otra muy distinta es estar en oración...
@jrojassj @pablo.grando
Ciao.
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