domingo, 25 de julio de 2021

¡No tengo tiempo!

“¡No tengo tiempo! Otra vez estoy como siempre”. Y a ese pensamiento le siguen los recurrentes buenos propósitos: “La próxima vez me organizaré de otra manera”, “Mañana empiezo a hacer las tareas”, “Tal vez pueda comprarme una agenda”... Sin embargo, lo grave no es eso, sino que entre una cosa y otra, y con la cantidad de tareas por hacer y las urgencias de última hora, algunas cosas importantes van quedando en el olvido. Hasta el punto de que la actividad corre el riesgo de apartar de nuevo al Señor Jesús de nuestra vida. 

¿Qué hacer? ¿Qué proponernos si olvidamos que es Jesús el impulso primero de todas las cosas? Para cuando nos volvamos a acordar de Él, las tareas por hacer todavía seguirán ahí. Nada habrá cambiado. Pero recordaremos a Dios, que con su encarnación decidió ser acompañante de nuestra rutina y fatigas. Sí, las cosas todavía seguirán por hacer, pero tal vez podamos vivirlas de un modo distinto si descubrimos que Jesús está dispuesto a echarnos una mano. 

Quizás el único de los propósitos (¡Tal vez el mejor!) sea no olvidarnos de Jesús, que se encarna por cada uno de nosotros. 

Que su Espíritu venga pronto a recordárnoslo y a renovarnos por dentro.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

 

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