A nuestros hijos les solemos pedir cambios de modo general, no concreto: Comportarse mejor, estudiar más, colaborar en casa, etc...
Peticiones que casi siempre encuentran rechazo. Los japoneses tienen un método que busca el cambio paso a paso. Y que bien podemos aplicar en casa. Se trata del kaizen.
Los pasos son tan pequeños que no despiertan en nuestro cerebro la alarma ante los cambios.
Nuestro cerebro es bastante conservador en este sentido. Le gustan las rutinas, las mismas formas de hacer las cosas. Se activan los mecanismos de alerta ante los cambios. Pero, gracias a su plasticidad, se pueden modificar las conexiones, y, por medio de cambios casi insignificantes podemos afrontar situaciones nuevas con alta probabilidad de éxito.
El kaizen se basa en pasos tan pequeños, que no se puede fallar. Y esa es su mejor característica.
Si me propongo andar una hora al día, probablemente no lo consiga. Si me planteo, por ejemplo, bajar del autobús o metro una parada antes, con esos 5 minutos de caminata estoy poniendo en marcha el cambio.
Pregúntese siempre cuál es el paso más pequeño que puede dar para conseguir su objetivo. Y hágalo.
Ciao.
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