lunes, 27 de septiembre de 2021

Nuestro encuentro con los demás: El compás de cada día

Cada día nos encontramos por el camino con muchos rostros. Todos en camino. Unos con más prisa, otros con menos. Algunos aparentemente detenidos. Cada uno en su camino. 

Qué regalo, que ocasión tan única, cuando acompasamos el paso con alguno de esos rostros en el camino. 

A veces es el otro quien se acompasa a mí: Reduce su ritmo o lo acelera para poner su hombro a la par del mío. Otras veces soy yo quien logro afinar el oído y busco el encuentro. En verdad, sostener el paso pide siempre algo de los dos. En cualquier caso, no basta compartir un pedazo del camino, hace falta compartir un tiempo. Un compás. Escuchando sostenemos el compás y sosteniendo el compás podemos seguir escuchando.

A menudo nos distraemos y nos vamos solos, a nuestra bola, sin mirar los rostros, sin escuchar sus tiempos. Quizá tratar de acompasarnos al otro nos ayude a conocer mejor a quién no deja de acompasarse a nosotros.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

 

No hay comentarios: