domingo, 17 de octubre de 2021

“La nada penetra en donde no hay resquicio”

Una máxima del Tao reza: “La nada penetra en donde no hay resquicio”. Es decir, el sinsentido anida allí donde todo parece demasiado completo, cerrado, ideal. Nuestras fachadas impecables alejan más que acercan. Alejan porque parecen transmitirnos el mensaje de que somos totalmente prescindibles para el otro. Y podemos correr el riesgo de imaginarnos a Dios de este modo, un ser tan perfecto que en realidad no nos necesita para nada.

La Trinidad nos habla de un Dios cuya perfección radica en la relación. Padre, Hijo y Espíritu Santo están en un diálogo continuo de donación. Son pura apertura, puro resquicio y permeabilidad. Nosotros somos invitados a una existencia parecida. Por decirlo con las palabras de San Ignacio: “El amor consiste en comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el amado al amante […]”.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

 

No hay comentarios: