Y así se nos va la vida, entre la luz y la espada, entre instantes de promesa, y momentos de batalla.
Así se nos van los días, esperando tu llegada escuchando, en el silencio a ver si tu voz nos llama.
Así se nos pasa el tiempo, de la noche a la mañana, desgranando mil deseos que nos sacuden la entraña.
Y un día, te descubrimos de manera inesperada, en el gesto de ternura, en una sola palabra, en un rumor de alegría, en la sonrisa callada.
Llegas, y plantas tu tienda en medio de nuestra casa; alrededor de tu hoguera se ve la historia más clara, se reconcilia el presente, se disipa la amenaza de un futuro sin justicia, de una libertad truncada.
Y nos haces mensajeros de tu paz reconquistada, del amor a cuerpo entero, de la fe resucitada.
Y así se nos va la vida, entre la luz y la espada, entre instantes de promesa y momentos de batalla.
José María Rodríguez Olaizola, SJ
Ciao.
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