viernes, 14 de enero de 2022

La magia de la hospitalidad

La magia de la hospitalidad es pensar, vivir y soñar… ¡Desde donde no estamos! Los otros nos prestan su mirada: ¡Ese es el milagro! 

Nos la pueden prestar para que podamos tener una visión más completa de las cosas, de la vida, del mundo en que habitamos. 

Las fronteras se pueden ampliar en la cercanía de otras culturas, de otros paisajes humanos que se introducen en los nuestros y nos abren el horizonte.

Pero no debemos ignorarlas: Las fronteras siguen ahí y el peligro es que las afirmemos por el temor de perder los lindes de lo propio. 

Que queramos definirnos precisamente a la contra: Lo que somos por lo que no somos. No somos como los otros, los extraños, los que podrían robarnos la identidad o el futuro. Ese es el verdadero peligro de una convivencia en precario con los que quieren compartir nuestro bienestar.

El que migra trae sus propias historias marcadas a fuego en su identidad, trae sus propias raíces, aunque al aire, y busca un lugar en donde arraigar. Pero a veces, no cae en la cuenta de que la nueva tierra y la nueva gente que le acoge, además de aceptarle como es, le está ofreciendo una posibilidad nueva de mestizaje: Otra tierra desde donde pensar, sentir y vivir la vida.

Acostumbrarnos a pensar y actuar desde donde uno no está, nos obliga a hacer posible el intercambio de aquellas experiencias humanas que están por debajo de las palabras con las que nos expresamos en cada cultura. Porque las culturas son significados compartidos, expresión tanto de lo íntimo del corazón como de lo más externo que intercambiamos con las otras vidas: De lo más personal a lo más colectivo que vivimos los humanos.

Chema Montserrat

Ciao.

 

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