Nadie está solo, aunque a ratos lo temes y te sientes herido, o se te rompe la entraña.
Si se te pierde la risa, y se te callan los versos.
Aunque te duela la historia y te amenace el presente, se te atraviesen los miedos o se oscurezca el futuro…
Es verdad que sí, que hay días grises, en que el silencio atormenta, y oprime.
Hay momentos en que la distancia es nostalgia y es ausencia.
Hay abrazos extraviados esperando un encuentro.
Hay miedos que anuncian naufragios y derrotas que parecen finales.
Pero nadie está solo, aunque a veces lo parezca.
Su Palabra no se marcha y Su Espíritu nos une, fluye, infatigable, entre nosotros.
Despertando el Amor dormido, vistiéndose de servicio, llamándonos prójimos, llamándonos amigos y trenzando, en nuestros días, inesperados afectos que se convierten en hogar. Aunque hoy nos llueva dentro.
José María R. Olaizola, SJ
Ciao.
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