domingo, 7 de agosto de 2022

Sálvame, Señor

Sálvame, Señor, de esta apatía que es elegir el camino previsible.

Es tan cómodo conocer cada giro, cada bache, cada grieta.

No hay sorpresas y no hay riesgos.

He domesticado el miedo.

He silenciado las voces que me incordian.

He convertido tu historia en cuadro amable.

¿Cuándo me sacaste de mis casillas por última vez?

¿Cuándo tu sabiduría, me quebró las certidumbres?

¿Cuándo tu palabra desató mis nudos?

¿Cuándo dejé que tu fuego me inflamara en amor y evangelio?

Tú no juzgas.

Solo ofreces plenitud, esperando que no elija la tibieza.

José María Rodríguez Olaizola

Ciao.


 

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